Jornadas de La Cosa Freudiana "Polimorfismo del goce sexual".
30 noviembre 2019
Dado que cuento con cinco minutos voy a proponer algunas notas para que luego podamos dialogar.
La pregunta que sostengo en el horizonte es: ¿Qué es lo sexual?
Verán que la imagen que propuse para estas Jornadas apunta a distinguir lo sexual de lo genital.
Una cuestión que me inquieta es la crítica que se le hace al psicoanálisis, respecto de que es: patriarcal, falocéntrico y heteronormativo.
Pero me preocupa todavía más los comentarios moralizantes y normalizantes que se escuchan desde muchos psicoanalistas.
Tenemos que reconocer que la despatologización de la homosexualidad, seguida de la de la transexualidad y de otras pretendidas “enfermedades” no fueron el resultado de planteos que hayan hecho los psicoanalistas, sino que fueron los activistas quienes hicieron movimiento es este sentido.
Creo que hoy, esto es un problema para el futuro del psicoanálisis.
Pensaba entonces, articular el título de nuestro encuentro: "Polimorfismo del goce sexual" con una afirmación que hago y es la siguiente: el psicoanálisis no es heteronormativo.
Desde su origen, el psicoanálisis no fue heteronormativo, para esto bastaría con leer atentamente “Tres ensayos de una teoría sexual” (1905) o la teoría de la bisexualidad sostenida por Freud.
Desde Tres ensayos la sexualidad humana no puede considerarse como una sexualidad biológica y normativa. Freud señaló lo polimorfo, lo perverso en relación a la sexualidad desde su inicio y el importante invento freudiano es que la sexualidad no se limita a lo genital. La sexualidad infantil se expresa como escupir, morder, espiar, orinar, defecar.
Otra cuestión que me interesa subrayar es que nuestro tiempo no es el de Freud ni el de Lacan.
Todos sabemos que el falo no es el pene pero también que Freud incurrió en deslizamientos entre falo y pene; y entre varón y padre. Afirmó por ejemplo que "la anatomía es el destino". Freud estaba determinado por su época. Trabajó el tema de la sexualidad en 1900, en la época Victoriana, un momento en que el paradigma (católico) era que la sexualidad debería servir a la reproducción. Ese paradigma se derrumbó.
Por otra parte, me parece que, cuando hablamos de "lo sexual" sería importante distinguir: sexo, sexualidad y sexuación.
La teorización que hizo Lacan permitió distinguir la sexuación del sexo biológico y el género. Es decir la posición como hombre o mujer del género que es una designación social y del sexo biológico (XX/XY).
Cuando nos referimos a la sexuación no se trata de la diversidad de prácticas genitales. Las prácticas de goce del cuerpo y, en particular las genitales, no deben confundirse con sexuación.
La sexuación en psicoanálisis se diferencia de otros discursos porque pone en juego el inconsciente. En las fórmulas que Lacan propone ubica la lógica de los que se sitúan como hombre y mujer por su posición ante el falo y la ubicación respecto del goce.
La sexuación alude a la subjetivación del sexo más allá de lo que se viene signado desde el campo de Otro. Afirmó también que la limitación que nos clasifica como hombre o mujer en el registro civil, es decir el género que nos fue asignado, no impide que se pueda elegir.
Las fórmulas de la sexuación planteadas por Lacan no prescriben heterosexualidad, sino modos de inclinación de los goces. Las posiciones masculina y femenina son básicamente decires, hechos de discurso. Dichas posiciones no se definen por la elección del partenaire sexual.
Las diferencias sexuales planteadas en estas fórmulas, pasan a través el decir, no por los genitales.
Lacan enuncia “No hay relación sexual” porque distingue un registro inédito de lo sexual, diferente al que se había explorado hasta entonces.
La relación al Otro sexo, supone confrontar la diferencia y no se refiere al encuentro con un cuerpo biológico distinto, a la diferencia XX/XY; diferencia biológica que hasta la actualidad es una invariante.
Todas estas cuestiones que Lacan propone nos permiten ubicar, por ejemplo, que la existencia en la realidad de dos personas criando a un niño en una familia, no garantiza la alteridad, ni tampoco el que sean de dos sexos biológicos implica la diferencia.
Hombre y mujer son significantes diferentes, no opuestos, por lo tanto, no hay posibilidad de hacer unidad entre los sexos, no hay relación sexual. La ilusión de armonía, de encontrar la media naranja, es propia de la neurosis pero la relación con el otro en los hablantes seres, está marcada por el desencuentro.
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