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Foto del escritorMariela Weskamp

ESTRUCTURA Y FUNCIONAMIENTO DE LOS CARTELES DE DIRECCIÓN

Actualizado: 18 ago 2020

Presentado en las Jornadas de Carteles de la EFBA 2009

Me interesa participar en estas Jornadas, porque entiendo que las Jornadas de Carteles, que se sostienen desde el año 1985 en nuestra Escuela, son el espacio de interrogación acerca del funcionamiento en ella de los Carteles, tanto los de Investigación como los de Dirección.

Creo, además, que preguntarnos acerca de cómo funcionan los carteles en nuestra escuela, es un modo en que los analistas pueden interrogarse acerca de su trabajo en común.

Quisiera hablar hoy de los Carteles de Dirección y más específicamente del lugar del plus un en los carteles de dirección.

El cartel, no existe por sí mismo, sino que es el órgano de base de una escuela de psicoanálisis. Entre 1964 y 1980, Lacan, no cesa de afinar su formalización ya que esperaba algo de su funcionamiento.

Comencé a trabajar en Carteles de Dirección en la EFBA en el año 1996 y no cesé de hacerlo hasta la actualidad, es desde esta experiencia que me interesa pensar la cuestión del Cartel y su funcionamiento, no dándolo por sentado.

Si el cartel es el órgano base de una Escuela, podemos pensar, en principio, que aquí aparece una diferencia fundamental entre una escuela y una institución.

La forma sugiere la estructura que la sostiene.

Una Escuela tendría entonces la forma que le daría la estructura que la sustenta y dicha estructura serían los carteles. Podríamos decir que los carteles darían forma al cuerpo de la Escuela.

Además, la estructura y el funcionamiento están relacionados. Del funcionamiento podemos inferir la estructura y de ella apostar un funcionamiento. Por otra parte, la estructura actual de nuestra Escuela es producto de la historia ya que la historia produce y cambia la estructura. Por lo tanto, en primer lugar, tomaré algunos documentos fundantes.

En el Acta de Refundación de la Escuela Freudiana de Buenos Aires[1][2] en 1985, se resuelve la Cartelización de la Escuela: la condición de pertenencia, como miembro, era trabajar en al menos un Cartel.

En la Propuesta para la Dirección de la Escuela Freudiana de Buenos Aires[3][4] del mismo año, encontramos lo siguiente: “La dirección de la Escuela crea las condiciones de posibilidad para llevar a cabo su objetivo que es la producción psicoanalítica. Esto es responsabilidad de todos los miembros”. Proponen entonces para la dirección de la Escuela diferenciar lugares de trabajo y lugares de decisión.

Dentro de los lugares de trabajo puede constituirse más de un cartel para cada lugar. Cada cartel elabora y hace propuestas de trabajo a la Comisión Directiva y las discute con un miembro de aquella. Si la Comisión Directiva la acepta, el cartel la realiza. El miembro encargado de Comisión Directiva funciona a modo de un "plus un"[5], es decir trata de impulsar la tarea, intervenir en la crisis de trabajo.

Estos carteles se constituyen a través de la anotación de los miembros en el lugar que ellos eligen y, en el caso de que el número de anotados supere el de un cartel, por sorteo se constituirán dos o más carteles.

Hasta aquí la propuesta.

En la “Propuesta de Entrada a Todos los miembros de la Escuela” [6],[7] del mismo año se decide el funcionamiento de los carteles en la Escuela.

Resalto algunos puntos: “Todos los miembros trabajarán en carteles.”

Los productos de los carteles sobre Cuestiones de Escuela, sus obstáculos, crisis, críticas, propuestas, serán dadas a conocer cuando el cartel lo considere necesario o en las jornadas de trabajo convocadas a tal efecto.

De esta manera la dirección práctica y teórica de la Escuela se dejaría atravesar por los productos de los carteles.

Los lugares en la Escuela no son teóricos, ni administrativos

La dirección de la Escuela trabajada por los carteles no quiere decir avanzar en conjunto.

¿Qué pasaba en la Escuela Francesa de Psicoanálisis?

Me parece importante buscar la historia de la formalización del cartel y por eso traigo a colación las Actas de Jornadas de estudio de los carteles en la Escuela Freudiana de París de Abril 1975, que fueron organizadas para debatir la función de aquellos dentro de la Escuela y cuya lectura me resultó muy interesante.

Aquí Lacan reafirma que, tal como está escrito en el Acta de fundación (21 junio de 1964)[8], el requisito de admisión a la Escuela es ser miembro de un cartel

La estructura debe evitar las dificultades del totalitarismo y el liberalismo, por esto la estructura del cartel es mínima y, a diferencia del anonimato de las estructuras religiosas, en este pequeño grupo cada uno lleva su nombre

En estas jornadas se concluye que, hasta ese momento, son raros los carteles que han funcionado en la Escuela como Lacan los concibe: pequeño grupo de cuatro, más una encargada de la selección, de la discusión y de la salida que hay que reservar al trabajo de cada uno, en el cual intercambiarán lugares después de un tiempo de funcionamiento.

Se abre una larga discusión acerca del “más una” (así lo llama Lacan en ese momento) de la cual resalto alguna de las definiciones y opiniones que allí se vierten, sin poder llegar a una precisión dado que finalizan afirmando que, luego de once años de trabajo en carteles, esta función les resulta oscura.

No es forzosamente una persona ni tiene que estar presente, no debería estar encarnado en el grupo porque allí funcionaría como líder[9] . Es un lugar vacío[10] Es un rol que se desplaza[11]. Es la ausencia de supervisor, de este efecto de fascinación que actúa en otros grupos donde funciona el problema de ser reconocido[12]. En la cifra 3+1 lo importante para que eso funcione, es la persona en más. El trabajo de cartel es un trabajo psicoanalítico en el que debe mantenerse la estructura del inconsciente. Lo importante para que eso funcione, es la persona en más. Para la elaboración de un trabajo psicoanalítico es necesario que un analista tenga la remisión de su palabra, por otro analista.[13]

En el tiempo de la clínica del cartel se trata de exponer asumiendo riesgos, no de exhibirse como analizante.[14] El uno en más realiza una apertura desde el cartel hacia el exterior [15] A ella se le testimonia algo[16]. Tiene que ver con el pasante, con aquel que testimonia que el mensaje ha pasado, que hubo metaforización [17] En cierta forma es el eco del grupo [18]

En tanto es lazo con la Escuela es el eco de la fórmula “no hay Otro del Otro” (en la medida en que se determina una relación infinita cualquiera). Esto lo coloca como el corte que a la vez permite el paso del cartel a la escuela[19].

Destaco la definición de Lacan: el más uno es lo que define al nudo borromeo. Lo que hace nudo borromeo está sometido a esta condición de que cada uno sea efectivamente y no sólo imaginariamente, eso que sostiene todo el grupo. Nudo capaz de soportar efectivamente ese real que se mantiene (...) el hecho de que se rompa uno de ellos es suficiente para liberar a todos los otros. [20]

Entiendo que el más uno introduce la falta descompletando el efecto o fenómeno de grupo. Al tiempo que permite que cada uno, diferenciado, tenga su nombre.[21]

Me parece que el más uno es una función, sostenida por alguien en algún momento puntual. Además me parece que el ejercer esta función depende solamente de la posibilidad de encontrarse con la falta, me refiero a la articulación de la falta con lo imposible y no con la impotencia.

De este modo se transmite que la producción es justamente a partir del no- todo como algo propiciatorio.

Institución – Escuela

Las instituciones se crean por consolidación del efecto de grupo. Por otra parte, el grupo y el psicoanálisis son incompatibles, el lazo social que inaugura Freud lo excluye.

Sabemos que, en los grandes grupos se está en una estructura de espectáculo y no en una de discurso.

A pesar de ello, es junto con otros que se trabajará para el psicoanálisis haciendo Escuela y lo que permite hacer escuela es el trabajo en cartel. Dado que los efectos imaginarios están moderados por el número limitado de participantes en una organización circular y un sistema de permutación[22], que pone a prueba el narcisismo y disipa los efectos de la jefatura[23]. Cada uno argumenta con otro en una vía circular pero donde cada uno hace su propio camino.

El cartel, como todo grupo, apunta a su estabilidad, a su establecimiento como discurso. El tiempo acotado y la rotación de los integrantes intenta evitar el efecto de inercia, pegoteo, cómoda instalación en el lugar.

Cuando trabajamos para el discurso psicoanalítico, nuestro trabajo se sitúa fuera de él y esta es la dificultad con la que tenemos que trabajar.

Un grupo que trabaje para el psicoanálisis respetará esta hiancia propia del discurso analítico sin taponarlo.

Esta es la función de bisagra del cartel, favorece el pasaje de no-escuela a escuela y se sitúa en la articulación del psicoanálisis en intensión y en extensión [24]

El Cartel se propone como lo que enlaza a cada analista a la escuela, porque allí produce lo que luego podrá dar a conocer en el espacio con otros, en ese sentido, tanto la Escuela como la formación del analista pasan por la estructura del Cartel.

Lugar propicio para que el discurso del psicoanálisis avance, discurso que en la intensión promueve el avance subjetivo y, en la extensión, se las tiene que ver con el grupo humano.

Pero que, sin grupo humano que lo sostenga y lo difunda, tiene la muerte anunciada.

Realizadas estas consideraciones, me pregunto si el funcionamiento de los Carteles de Dirección, invento de nuestra Escuela, es el del Cartel tal como Lacan lo formalizó.

Cuando leemos en el Correo de la EFBA la constitución de Carteles de Investigación, la mayoría de las veces figura el nombre de un plus un. Esto no sucede con los Carteles de Dirección.

No encontré que sea producto de un trabajo de Escuela.

¿Esto que aparece en la forma tiene que ver con el funcionamiento?

Creo que es una cuestión a interrogar el que la mayoría de las veces, de hecho, en los Carteles de Dirección no hay más uno y se diga poco de las crisis de trabajo.

¿Podemos hablar de cartel sin tomar en cuenta esta función?

El más uno puede ser pensado como función discursiva, ya que favorece la transferencia de trabajo para que pueda elaborarse el producto propio de cada uno. Sin esto, el cartel sería un pequeño grupo. De hecho puedo decir que el espíritu de los grupos en los cuales participé no fue siempre el de un Cartel, a veces fueron grupos de trabajo. Lo que puedo transmitir de este trabajo con otros es que la relación entre los integrantes depende de las posiciones subjetivas de los mismos, de los tiempos en sus análisis.

Dado que, el problema del más uno ha sido situado en la conexión misma de la articulación del cartel con el resto de la estructura de la Escuela, me pregunto acerca de la articulación entre los Carteles de Dirección y la Comisión Directiva

La Escuela apunta a los grados y no a las jerarquías lo cual no quiere decir que estas no existan y que no sean necesarias para el funcionamiento.

Es por esto que me parece especialmente valiosa la apuesta de la Escuela a los Carteles de Dirección. La posibilidad de que el más uno opere inscribe la diferencia entre jerarquía y jefatura. Dado que la emergencia del líder es inevitable y no hay organización que pueda eliminar la jefatura, allí es donde el más uno funciona, como límite para evitar el aplastamiento de la jerarquía al autoritarismo o el naufragar en la ficción de que somos todos iguales. Delimita lugares.

El que haya jerarquías no quiere decir avanzar en conjunto. Si todos avanzamos en una misma dirección, la Escuela avanzaría en forma masiva.

Si se diferenciaran lugares de trabajo de lugares de decisión (propuesta de Dirección de 1985), los Carteles de Dirección serían lugares de trabajo de la marcha de la Escuela, sugieren la dirección hacia donde va la Escuela, siendo la Comisión Directiva la que decide implementar o no la propuesta.

Pero aquí tenemos un problema temporal: el producto del Cartel es el momento de conclusión, entonces sería tomado o no, por la siguiente Comisión Directiva, ya no por la que es contemporánea al Cartel. Esto desde el funcionamiento no ocurre.

El trabajo es contemporáneo, entonces ¿Cuál es la función del articulador entre Comisión Directiva y los Carteles de Dirección? ¿Podría funcionar como el más uno cuando el trabajo encuentra obstáculos?

Creo que si este fuese un miembro de Comisión Directiva podría deslizarse a re-lanzar el trabajo en la dirección política de la Comisión Directiva del momento, en la orientación discursiva, en la que se sostiene la misma.

El más uno no puede ser quien señala la dirección.

Según Safouan, si es designado por la institución, lo es a efectos administrativos. Si lo es por el Cartel es para evitarse tener que detectarlo. El piensa que es tarea de los analistas del Cartel reconocer esta función.

Toda designación del más uno por adelantado sería absurda. Podría designarse como más uno a quien haya sabido ser portador de un enunciado propio del grupo. Cuando su detección no parece posible es porque el cartel ha perdido su especificidad analítica. Quizá ese es el momento de permutar, de cuestionar el trabajo. Esta movilidad permitiría que las escuelas sean lugares abiertos, no enquistados[25].

Otra especificidad que encuentro en los Carteles de Dirección es en relación al trabajo y su producto.

Aquí aparecen las dos cuestiones que se juegan en la dirección.

Por un lado la intensión de la dirección. Es decir, la dirección como vector, como política, en el sentido de hacia dónde se dirige.

Pero, demás, dirigir también es administrar la institución. Esto se hace y se lee desde el psicoanálisis pero se hace en otros campos.

Los Carteles se constituyen básicamente por transferencias de trabajo sostenidas en la transferencia a la Escuela. Su función es ocuparse de su marcha, de sostener el discurso analítico en la Escuela y hacia la comunidad.

Esto incluye realizar tareas para que la Escuela se sostenga realmente y cuando no las hacen la Escuela marcha mal. Estar en un Cartel de Dirección es un trabajo.

Quizá haya dos modos de funcionamiento de estos pequeños grupos: como grupo de trabajo: con responsabilidades, división de tareas (que a veces lo preceden) y plazos de entrega de productos colectivos.

A su vez, la participación en un trabajo en estos grupos puede conducir a la producción de un escrito, incluyendo que el producto propio de cada uno también atañe a un saber leer.

Funcionará como Cartel cuando produce algún efecto subjetivo que se traduce en una escritura en nombre propio, efecto del trabajo con los otros.

Lo que puedo situar como diferencia en los distintos carteles de dirección que formé parte es que: en aquellos que requerían de resultados eficientes y rápidos (ej: difusión, enseñanza) creo que trabajamos, la mayoría del tiempo, al modo de un grupo interesado en hacer la tarea. Mientras que, el trabajo en entrada y permanencia, en donde la “urgencia de producir” es otra, produjo otros efectos discursivos.

Pienso entonces que habrá tiempos de cartel y tiempos de grupo de trabajo, en todo caso, “Distinguir efectos de discurso y efectos de grupo no significa negar estos últimos sino articularlos, demostrando cómo operan[26].”

Los signos de la emergencia de discurso analítico en el cartel son los de esta conquista de los efectos de discurso sobre los efectos de grupo

Las crisis de trabajo se producen justamente en momentos en que se da un cambio de discurso.

Creo que se podrá transmitir algo de estos cambios de discurso solamente si el más uno operó. Allí permite la metaforización. Entonces se podrá decir, apostando a transmitir algo de la falta en esa puesta a cielo abierto. Si el más uno no opera, los efectos de grupo se muestran en la escena, exhibiendo en el espacio público, la escena en la cual están aún capturados

Por eso, si los miembros del cartel, están atentos, tienen confianza al inconsciente podrán hacer alguna lectura de la crisis produciendo efectos de escuela.

Es evidente que, a priori no se puede saber si se trata de un Cartel o de un grupo, el nombre no determina su funcionamiento sino que este depende de la estructura que lo sostiene.

De esto sólo podríamos saber en la puesta a cielo abierto periódica de los resultados de las crisis de trabajo. Ya que para hacer una clínica del cartel es necesario contar con la experiencia del cartel y su transmisión[27].

Luego de estos trece años formando parte de Carteles de Dirección, tengo poca experiencia propia o de otros Carteles, de la transmisión de lo que fueron las dificultades, las crisis de trabajo, la reflexión sobre el funcionamiento (si lo hubo) del más uno. Porque es claro que la lectura de lo acontecido no es el informe que se lee en Asamblea[28].

¿Será por esto que es escasa la transmisión de Cartel saliente a Cartel entrante de lo trabajado en ese tiempo de funcionamiento? Los productos, en ocasiones, están a la vista, pero poco sabemos de la experiencia. En este sentido me parece interesante pensar en un tiempo de trabajo entre y los carteles salientes y los nuevos que se constituyen.

Me pregunto en este punto qué se puede decir en la extensión cuando hay malestar en los Carteles, ya sea dentro del Cartel, o en relación con otros Carteles de Dirección, o en su articulación con la Comisión Directiva.

Tal vez el decir de lo acontecido en un tiempo de trabajo, no sea exclusivamente el poner en palabras frente al conjunto de la escuela, sino que, si hubo cartel se producirán efectos de escuela y si hubo grupos de trabajos se afianzará la institución.

El modo de funcionamiento dará forma hacia una escuela de psicoanálisis o hacia una institución.

Las instituciones pueden ser cómodas y confortables, creo que las Escuelas no lo son, es por eso que, entre el malestar y el desencuentro generan el deseo de leerlas y producir, haciendo, de este modo, clínica de Escuela.

[1] Publicado en "Documentos de REFUNDACION". Buenos Aires: EFBA; 1985. [2] En la Jornada del 3 de agosto de 1985 [3] idem [4] del 14 de agosto de 1985 [5] Ilda Levin me hizo saber que ese punto de la propuesta no fue votado en la Asamblea. [6] En la Asamblea del 25 de septiembre de 1985 [7][2] idem [8] “Para la ejecución del trabajo adoptaremos el principio de una elaboración sostenida en un pequeño grupo. Cada uno de ellos (tenemos un nombre para designar esos grupos) se compondrá de tres personas al menos, de cinco como máximo, cuatro es la medida justa. Más una encargado de la selección, de la discusión y de la salida que hay que reservar al trabajo de cada cual.” “Después de un cierto tiempo de funcionamiento, los elementos de un grupo verán que se les propone que permuten en otro.” [9] Colette Soler, [10] Alfandari [11] Ravinovitch [12] Fennetaux [13] Pepin [14] Dreyfuss [15] Guillet [16] Bataille [17] Didier Weill [18] Lacan [19] Nasio [20] Jornadas de Estudio de los Cartels en la Escuela Freudiana de París. Abril 1975. sesión del domingo página 9. Esto lo formaliza en 1980 en el Seminario Disolución [21] Ese año en su Seminario (R.S.I) (15 de abril de 1975) sostiene que es esperable y deseable que los seres humanos se identifiquen a un grupo, que un cartel parte de tres más una persona, lo que en principio hace cuatro. La estructura es la del nudo de tres consistencias en donde el cuarto es la doble lazada que al nominar hace agujero. La nominación hace cuarto término, da consistencia al lazo de los otros tres e impide su desunión. [22] “Tras un cierto tiempo de funcionamiento, a los integrantes de un grupo se les propondrá intercambiarse con los de otro” [23] en la Escuela Freudiana de París esto no se llevaba a la práctica [24] Darle la lata al Cartel [25] Jeanne Bernard. Darle a la Lata del Cartel. Biblioteca de Psicoanálisis Oscar Masotta. [26] Mahjoub-Trobas [27]De hecho, hay un espacio pensado para esta puesta a cielo abierto de los trabajos de los Carteles que es el quinto martes (tres reuniones en el año) en donde se propone que se despliegue la clínica del cartel. [28] Informe necesario como modo de dar cuenta de lo que se realizó concretamente en ese tiempo de trabajo y que se les demanda a los Carteles de Dirección porque su trabajo incide en la estructura de la Escuela. Asamblea en donde se vota, no se trabaja y en la cual los informes de gestión son a veces escuchados sólo por aquellos que están allí porque tienen interés en formar parte del nuevo Cartel.

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